A pesar de la lluvia de la madrugada que motivo muchos llamados telefónicos para confirmar la realización, tuvimos asistencia casi perfecta de los anotados.
Al comienzo de la jornada, una rueda donde cada uno cuenta su experiencia con los caballos y Juan Martín nos ilustra sobre los conceptos básicos de la doma india. |
Disponíamos de dos chúcaros por gentileza de Alberto Sanguinetti vecino de Suipacha que nos facilita sus potros. Estos se crían sueltos en el campo sin ningún contacto con el hombre.
Los potros habían llegado al campo tres días antes y los dejamos con un manso (El Peregrino) para que se tranquilicen y confíen para entrar a un corral que no conocían. |
El interés por el primer descosquillado y embozalada en la manga fue tanto que no fue interrumpido ni por el almuerzo. Así que se llevaron las empanadas a la manga y se comió sin suspender la actividad.
El único perjudicado fue Juan Martín, que, mientras los demás comían se tuvo que ocupar de embozalar a la lobuna.
Intervalo con perros pastores
Después del almuerzo y antes de retomar el trabajo con los caballos, Adriana Suárez de Perros Pastores y Nalé su excelente cachorra, nos hicieron una demostración del trabajo de los Border Collie entrenados para conducir las ovejas.
A la tarde seguimos trabajando con potros en una etapa más adelantada del amanse.
La yegua blanca ya le permite al domador embozalarla en el corral redondo |
Para el curso traemos potros chúcaros, que pasan de tres años sin ningún trabajo, para poder apreciar como se puede vencer su resistencia y temor sin doblegar al caballo.
No es esa la manera que proponemos trabajar con los potrillos.
Para nosotros es esencial la estimulación temprana de los mismos; en el final de la tarde vimos algunos potrillos de 5 a 6 meses que fueron manoseados desde el primer día de vida al pie de la madre.
En ellos comprobamos que, la socialización con el hombre de los potrillos en los primeros días permite generar una confianza que después facilita el trabajo de la doma.
Juan Martín se tenía que llevar el bozal así que se ocupó de desembozalar a la Lobita en el corral redondo. La presencia del caballo manso ayudó a tranquilizar a la chúcara. Y acá vemos como, a pesar de ser un animal que había tenido su primer experiencia con el hombre horas antes, el trato sin violencia permite un acercamiento del domador que permite ir consiguiendo la mansedumbre que buscamos.
La jornada terminó con una rueda de evaluación, donde los participantes hicieron sus comentarios, compartieron sus vivencias y elogiaron unánimemente las empanas caseras de Elena.
Todos quedaron de acuerdo en lo útil que sería un segundo seminario donde se pudieran apreciar etapas más avanzadas de la doma.
El sábado 6 de Julio realizaremos ese segundo seminario de Doma India en Ruca Cahuelo.
Los esperamos a todos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario